¿Qué pasa si tienes los estrógenos altos?

Laura Jové

¿Qué son los estrógenos?

El estrógeno es la hormona “Ricitos de Oro". Si recuerdas el cuento infantil “Ricitos de Oro y los tres osos”, la protagonista, Ricitos de Oro, encuentra tres tazas de sopa y elige la que no está ni demasiado caliente ni demasiado fría, sino que está a la temperatura óptima.

Con los estrógenos pasa lo mismo, no queremos ni demasiado ni muy poco, queremos justo la cantidad adecuada, ya que tanto el exceso como el déficit puede llevar a una serie de problemas de salud.

Los estrógenos son hormonas sexuales esteroideas producidas a partir del colesterol. Por lo que, ya puedes imaginar que una dieta deficiente en grasas saludables, puede provocar una disminución en la síntesis de estrógenos.

Los estrógenos son producidos por tres órganos principales: los ovarios, la placenta durante el embarazo y las glándulas suprarrenales.

Dentro de los estrógenos, existen diferentes tipos moleculares, cada uno con su propio origen y función:

  • La estrona: se deriva de la progesterona y desempeña un papel crucial en la preparación para la ovulación.
  • El estradiol: se produce a partir de la testosterona y es la forma más abundante de estrógeno, regulando el ciclo menstrual y teniendo el efecto más potente.
  • El estriol (E3): se origina a partir de la androstenediona y es especialmente relevante durante el embarazo, con un aumento significativo en el tercer trimestre.

Estas transformaciones de estrógenos son mediadas por la aromatasa, una enzima que se encuentra principalmente en el tejido adiposo, por lo que, un exceso de grasa corporal, puede contribuir a que fabriquemos más estrógenos de la cuenta.

Mantener una composición corporal saludable es crucial para regular adecuadamente los niveles de estrógeno y tener un ciclo menstrual saludable.

La importancia de los estrógenos para la salud

Los efectos de los estrógenos en el cuerpo son diversos y afectan a múltiples tejidos:

  • Sistema reproductor: provoca la maduración folicular en los ovarios y el crecimiento del tejido endometrial en el útero, preparándolo para la implantación de un óvulo fecundado.
  • Sistema cardiovascular: aumentan los niveles de HDL (colesterol “bueno”) y disminuyen los valores de LDL (colesterol “malo”).
  • Mantenimiento de la salud ósea: aumentan la actividad de los osteoblastos (células que construyen hueso nuevo).
  • Tejido muscular: tienen un efecto anabólico, por lo que ayuda a construir y mantener la musculatura.
  • Metabolismo: mejoran la sensibilidad a la insulina, regulan el hambre y aportan energía física y mental.
  • Sistema nervioso: mejoran la función cognitiva, aumentan los niveles de serotonina y dopamina, por lo que mejoran el estado de ánimo, la motivación y el deseo sexual.
  • Inmunoreguladores: tienen la capacidad de estimular o deprimir el sistema inmunitario según las necesidades.
  • Sistema digestivo: aumentan la motilidad intestinal, la secreción de jugos gástricos y la absorción de nutrientes.
  • Sistema dermatológico: aumentan la fabricación de colágeno, hidratan la piel, mucosas y tejido conectivo, y promueven el crecimiento del cabello.

Estrógenos sí, pero en su justa medida

Si bien los estrógenos nos brindan muchos beneficios en todos los niveles, no significa que cuantos más tengamos, más beneficios tendremos. Como he mencionado anteriormente, deben estar en equilibrio.

Para entender por qué un exceso es perjudicial, vamos a analizar la vía de ruta de los estrógenos.

Una vez los estrógenos han llevado a cabo su función y han sido utilizados, deben ser degradados y eliminados del organismo. La principal vía de metabolización de los estrógenos es el hígado, donde son transformados en metabolitos inactivos para que puedan ser excretados por el cuerpo (principalmente por heces y orina).

Si el hígado no funciona correctamente porque está saturado (por una mala alimentación, un consumo de fámacos, alcohol, tabaco, exposición a disruptores endocrinos…), el tiempo de degradación de los estrógenos activos a un metabolito final inactivo será mucho más lento. Esto provoca que se creen unos metabolitos intermedios que van “rondando” por el organismo esperando a ser eliminados, dando lugar a un hiperestrogenismo.

Estos metabolitos intermedios “malvados”, llamados hidroxiestrógenos, son particularmente preocupantes porque son 10 veces más potentes que los propios estrógenos normales, y cuando se unen a los receptores de estrógenos del cuerpo, dan lugar a una respuesta y una proliferación celular exagerada. Por eso, estos metabolitos son los responsables de la endometriosis, los miomas, las mamas fibroquísticas, tumores, etc.

Signos de exceso de estrógenos

El exceso de estrógenos puede conducir a una variedad de síntomas y condiciones, incluyendo:

  • Síntomas premenstruales severos: hinchazón, retención de líquidos, dolor y sensibilidad en las mamas, irritabilidad, cambios de humor…
  • Dismenorrea (dolor menstrual incapacitante). Te cuento más al respecto aquí.
  • Reglas abundantes, largas y con coágulos: los estrógenos son responsables de engrosar el tejido endometrial. Cuanto más estrógeno, más grueso será el endometrio y, por lo tanto, más grande, dolorosa y larga será la herida cuando el endometrio se descame (menstruación).
  • Dolores de cabeza y migrañas
  • Tendencia a acumular grasa en caderas, muslos y pecho: al igual que el tejido mamario, en las caderas y en los muslos también tenemos muchos receptores estrogénicos, que favorecen la acumulación de grasa en esa zona para preparar al cuerpo de un posible embarazo. Niveles altos de estrógeno también enlentecen el metabolismo.
  • Estreñimiento: niveles elevados de estrógenos pueden llevar a una absorción excesiva de agua en el intestino grueso, lo que da como resultado heces más secas y difíciles de pasar.
  • SOP, endometriosis, miomas, fibromas, mamas fibroquísticas, quistes ováricos…

Un exceso de estrógenos puede ser el resultado de alguno de estos mecanismos (o la suma de varios):

  • Fabricamos más estrógenos de la cuenta (aromatasa acelerada)
  • No los eliminamos bien (acumulación y mala eliminación de esos metabolitos intermedios por parte del hígado y/o del intestino)
  • Entrada de estrógenos exógenos (estrógenos que nos vienen del exterior, si no sabes de lo que hablo, te lo cuento aquí)
  • Déficit de progesterona

Alimentos que regulan los niveles de estrógenos

Para poder solucionar el problema, hay que investigar a fondo cuál es el motivo que está provocando esta situación y poder elaborar un plan de acción individualizado que aborde la causa de raíz. Por eso siempre hay que consultar con un profesional de la salud especialista en salud femenina, ya que cada caso va a necesitar un abordaje diferente.

De todos modos, la alimentación, es una de las herramientas terapéuticas más potentes con la que podemos apoyarnos en la mayoría de los casos, ya que existen algunos alimentos que ayudan a metabolizar esos estrógenos y en consecuencia, ayudan a disminuir la aparición de los síntomas asociados al hiperestrogenismo:

  • Crucíferas: presentes en el brócoli y toda la familia de las coles (coliflor, col kale, coles de bruselas, rúcula…). Contienen compuestos llamados indol-3-carbinol, DIM (diindolimetano) y sulforafano, que ayudan al hígado a metabolizar los estrógenos.
  • Lignanos: presentes en las semillas de lino, principalmente, ayudan a modular los niveles de estrógenos.
  • Resveratrol: presente en la piel y las pepitas de la uva negra (hay que comerlas enteras), tienen una función antiproliferativa en el endometrio.
  • Quercetina: presente en ajos, puerros, cebollas…
  • Cumestrol: presente en guisantes y alubias.
  • Fitoestrógenos: soja y derivados.
  • Naringenina: presente en naranjas y limones.
  • Especias: cúrcuma, canela, jengibre, pimienta.
Además de la alimentación, habrá que revisar el resto del estilo de vida, porque de nada sirve hincharte a comer brócoli si el resto de la alimentación es un desastre, eres sedentaria, tus niveles de estrés están por las nubes, no vas al baño cada día o estás expuesta a diversos tóxicos.

Por eso es importante no centrarse únicamente en la alimentación y atender todos los aspectos que están implicados en ese desbalance hormonal de manera individualizada, porque dos mujeres pueden tener exceso de estrógenos, pero necesitar intervenciones terapéuticas distintas porque la causa de ese problema es distinta.

Déficit de estrógenos

El hipoestrogenismo es la otra cara de la moneda, cuando no tenemos unos niveles óptimos de estrógenos. La deficiencia de estrógenos durante la menopausia y la lactancia es una condición fisiológica natural (por lo tanto, no es patológica). Cuando el hipoestrogenismo se da fuera de estas dos condiciones, podemos estar ante una amenorrea hipotalámica. Te cuento más al respecto en este artículo.

Los signos de un déficit de estrógenos abarcan:

  • Ciclo menstrual irregular o ausente
  • Fatiga
  • Ausencia de lubricación y moco cervical
  • Pérdida de cabello, piel y ojos secos
  • Problemas de sueño
  • Cambios de humor, irritabilidad y ánimo depresivo
  • Baja libido

Si te sientes identificada en alguno de estos escenarios, tranquila, tiene solución. Un enfoque terapéutico holístico desde la psiconeuroinmunología para la mujer que atienda la causa subyacente de la disfunción hormonal, es crucial para resolver el problema, manejar los síntomas y mejorar la calidad de vida.

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