La pastilla anticonceptiva fue un avance importante en nuestra lucha por la legalización de la anticoncepción. Además, en casos muy concretos pueden tener un impacto positivo como tratamiento para condiciones debilitantes como la endometriosis severa y períodos menstruales excesivamente abundantes, mientras se trabaja en el contexto de la persona para tratar de solucionar el problema de raíz. Sin embargo:
- No son la única opción anticonceptiva eficaz
Los anticonceptivos pueden prevenir embarazos no deseados, pero existen otros métodos para hacerlo más respetuosos con el cuerpo, igual de efectivos, sin hormonas ni efectos secundarios.
- No regulan ni equilibran las hormonas ante cualquier síntoma de desajuste hormonal
Los anticonceptivos no equilibran las hormonas, las desconectan. Anulan todo el sistema hormonal evitando la ovulación. No te ayudan a tener un ciclo menstrual regular, de hecho, el sangrado que tienes con ellos no es ni una menstruación (te lo explico con más detalle aquí).
Los anticonceptivos funcionan como “parches”, alivian temporalmente el síntoma (sea dolor menstrual, amenorrea, acné, SOP…), pero cuando los dejas, el problema reaparece.
Por tanto, ¿no sería más conveniente investigar en la verdadera causa que está provocando esos síntomas o desequilibrios hormonales y abordarla de raíz?
¿Cómo funciona la pastilla anticonceptiva?
El ciclo menstrual empieza en el cerebro, cuando este le manda una señal a los ovarios para que el folículo (la bolsita donde se encuentra el óvulo inmaduro) empiece a madurar.
Con ese estímulo por parte del cerebro, el óvulo va madurando y el ovario produce estrógeno cada vez en mayor cantidad, hasta llegar a niveles máximos.
Cuando se alcanza el pico máximo de estrógenos, el óvulo es liberado del ovario (desencadenando la ovulación).
Con la expulsión del óvulo, se crea el cuerpo lúteo que produce progesterona, encargada de sostener el endometrio para recibir el óvulo fecundado.
Cuando el cuerpo detecta que no ha habido fecundación, los niveles de progesterona decaen y el endometrio cae también, dando como resultado la menstruación.
Y el ciclo vuelve a empezar.
Los anticonceptivos hormonales están compuestos por hormonas sintéticas que son liberadas al torrente sanguíneo de manera constante durante todo el ciclo.
Esta dosis diaria de hormonas sintéticas evita que el cerebro mande la señal a los ovarios para que trabajen, pues el cerebro interpreta que esas hormonas las está liberando el ovario y, por tanto, no es necesario mandarle ningún estímulo.
En otras palabras, estamos engañando al cerebro y cortando la comunicación que hay entre cerebro-ovarios.
En esta imagen puedes ver la diferencia de los niveles hormonales a lo largo de un ciclo natural sin anticonceptivos comparado con un ciclo con el uso de anticonceptivos.
Si los ovarios no reciben esa señal por parte del cerebro, se apagan. Si los ovarios no trabajan, no se produce estrógeno natural, lo que a su vez suprime la ovulación. Y como resultado, no se produce la menstruación, ya que esta es el resultado de un proceso ovulatorio, se produce más bien un sangrado por deprivación.
Las hormonas presentes en los anticonceptivos NO son hormonas
Los anticonceptivos hormonales liberan unas sustancias que pretenden reemplazar las hormonas naturales. Esta estrategia podría ser eficaz si estas sustancias fueran igual de beneficiosas para nuestro organismo que nuestras propias hormonas, pero no es el caso, ¡ya que ni siquiera son hormonas!
El etinilestradiol, el levonorgestrel y la drospirenona presentes en los anticonceptivos hormonales, son moléculas con estructuras diferentes a las hormonas humanas, y no aportan los mismos beneficios a nuestro organismo, ya que interactúan de forma distinta con los receptores hormonales en el cuerpo y en cómo se metabolizan en el organismo.
Un ejemplo:
El estradiol (estrógeno humano) estimula la liberación de insulina en el páncreas haciendo que seamos más sensibles a los hidratos de carbono, en cambio, el etinilestradiol, provoca resistencia a la insulina (por eso muchas mujeres experimentan subida de peso o cambios en el apetito con los anticonceptivos hormonales).
Otro ejemplo:
La progesterona estimula los receptores GABA del cerebro, un neurotransmisor calmante y relajante, en cambio, el levonorgestrel, condiciona una menor actividad del sistema gabaérgico, lo que produce todo lo contrario, depresión y ansiedad.
Nuestras hormonas femeninas naturales son esenciales para el buen funcionamiento de nuestro organismo y los anticonceptivos hormonales no las pueden reemplazar.
Razones para dejar los anticonceptivos hormonales
A continuación te expongo algunos beneficios de dejar las pastillas anticonceptivas:
1. Adiós a los efectos secundarios
Adiós al aumento de peso, a la pérdida de libido, a las infecciones vaginales y urinarias recurrentes, a la falta de energía, al desánimo, los dolores de cabeza, cambios de humor, etc.
2. Podrás detectar a tiempo cualquier alteración de salud
El ciclo menstrual no es solo un proceso reproductivo, sino también un indicador vital de la salud hormonal y global de la mujer. El ciclo menstrual es como una newsletter que te envía tu cuerpo cada mes que te da mucha información sobre cómo está tu estado de salud. Con la toma de pastillas anticonceptivas no recibes esta newsletter tan valiosa y te pierdes la oportunidad de descubrir si hay algo que no va bien o que hay que revisar para poder detectarlo y tratarlo a tiempo.
3. Reducir el riesgo de padecer enfermedades graves de salud
Nuestras hormonas femeninas, los estrógenos y la progesterona, actúan a nivel sistémico (todo el cuerpo), no solo en el sistema reproductivo. Son necesarias para la salud ósea, la salud cardiovascular, el sistema inmunitario, el metabolismo, la salud intestinal, la piel, mucosas y cabello, el bienestar mental y emocional.
Si nos faltan nuestras hormonas, que nutren y mantienen todos nuestros órganos y sistemas corporales, nuestra salud global está en riesgo y tenemos más puntos de padecer enfermedades como coágulos sanguíneos, trombosis, osteoporosis, derrames cerebrales, pérdida de masa muscular (sarcopenia), depresión, ansiedad, alteraciones metabólicas (como diabetes, obesidad…), problemas intestinales (SIBO, disbiosis, estreñimiento…), enfermedades autoinmunes, cáncer de mama, etc.
Una revisión sistemática realizada en el año 2019 por el centro de investigación Witherspoon Institute ubicado en Princeton (Nueva Jersey), reveló que hasta 300-400 mujeres mueren cada año por complicaciones de salud relacionadas con los anticonceptivos.
4. Optimizar tu rendimiento físico y mental
Si tu objetivo es ganar más muscular, reducir grasa corporal, o incluso alcanzar tus mejores marcas en un determinado deporte, debes saber que puedes utilizar tus hormonas femeninas a tu favor para que te ayuden a alcanzar ese objetivo.
Además, puedes planificar tus actividades y responsabilidades de acuerdo con tus niveles de energía y concentración en las diferentes fases del ciclo menstrual. Esto puede ayudarte a maximizar el rendimiento en el trabajo, los estudios y otras áreas de la vida, así como a reducir el estrés y la fatiga asociados con forzar el ritmo en todo momento.
5. Vuelves a ser fértil
Tan pronto dejas el anticonceptivo hormonal, puedes quedarte embarazada si tu deseo es ser madre. Sin embargo, si llevas mucho tiempo con anticonceptivos, es posible que al dejarlos, tu cuerpo requiera de un tiempo para volver a poner en marcha el sistema hormonal que ha estado “dormido” durante ese tiempo. Puede que presentes ciclos irregulares, incluso que no ovules y no te venga la menstruación. En ese caso, lo mejor es que consultes con un profesional de salud femenina para indagar qué puede estar ocurriendo y vuelvas a tener ciclos ovulatorios regulares.
6. Desarrollas mayor conexión con tu cuerpo y autoestima
Al estar en sintonía con el ciclo menstrual, desarrollas una mayor conexión con tu cuerpo y comprendes mejor tus necesidades en las diferentes fases del ciclo. Esto lleva a una mayor apreciación de la naturaleza cíclica de la vida y una sensación de armonía con los ritmos naturales. Esta conciencia corporal también conduce a una mayor autoaceptación, autoestima y confianza en ti misma, así como a una sensación de empoderamiento sobre tu salud y bienestar.
Consejos para dejar las pastillas anticonceptivas
Si has decidido dejar las pastillas anticonceptivas, ¡enhorabuena! Es un paso importante y muy valiente por tu parte. Tu cuerpo te lo agradecerá.
Debes tener en cuenta que cada cuerpo responde distinto y algunas mujeres pueden sufrir síntomas al dejar las pastillas anticonceptivas. Va a depender mucho del tiempo que se llevan consumiendo, el tipo de anticonceptivo, la tolerancia al mismo, cómo eran los ciclos antes, el estado de salud general, el estilo de vida, además de la razón por la cual se decidió iniciar el tratamiento.
Es normal que te invada el miedo a que puedan reaparecer los síntomas que presentabas antes de tomártelas (como el dolor menstrual, síndrome premenstrual, acné, amenorrea, etc), así que voy a darte una serie de recomendaciones generales para poder dejar las pastillas anticonceptivas de forma segura.
Primero de todo, es importante recordar el motivo por el que empezaste y cómo eran tus ciclos y menstruaciones antes de la pastilla anticonceptiva. Por ejemplo, ¿tenía reglas muy dolorosas? ¿Tenía ciclos irregulares? ¿Tenía acné? ¿Tenía reglas muy abundantes? ¿Quería evitar un embarazo? Ya que, el abordaje terapéutico y el plan de acción para dejarlas va a variar mucho dependiendo del motivo.
Aun así, te dejo algunos consejos generales para apoyar a tu cuerpo durante la transición:
Empieza a llevar un registro de tu ciclo menstrual
Llevar un registro del ciclo menstrual te va a permitir entender mejor cómo está respondiendo tu cuerpo después de dejar las pastillas anticonceptivas y a conocer todas tus fases. Puedes anotar los cambios corporales que vas experimentando, el flujo vaginal, la intensidad del sangrado, tu estado de ánimo, tus niveles de energía, tu apetito sexual, y cualquier otro síntoma relevante. Esto te ayudará a detectar cualquier irregularidad, a conocer mejor a tu cuerpo, tus patrones cíclicos, tus necesidades, ¡y a evitar o buscar un embarazo de manera consciente y efectiva!
Una maravillosa herramienta es el método sintotérmico. Te cuento más sobre ello en este artículo.
Mantén un estilo de vida antiinflamatorio
Adoptar un estilo de vida antiinflamatorio ayuda a reducir la inflamación en el cuerpo, lo cual es especialmente beneficioso durante la transición después de dejar las pastillas anticonceptivas. Esto implica comer alimentos naturales y no productos (verduras, frutas, huevos, carne y pescado de calidad y grasas saludables), realizar descanso digestivo (ayunos), evitar el sedentarismo, durmiendo lo suficiente y manteniendo el estrés a ralla.
Aliméntate y ejercítate en sintonía a la fase del ciclo en la que te encuentres
Adaptar tu alimentación y rutina de ejercicio según la fase del ciclo menstrual en la que te encuentres puede ayudarte a equilibrar tus hormonas, a aliviar la sintomatología asociada al ciclo menstrual, a mejorar la composición corporal (más músculo y menos grasa) y a optimizar tu rendimiento físico en los entrenos.
Te cuento más sobre la alimentación cíclica en este artículo.
Toma un multivitamínico de calidad
Los anticonceptivos producen una disminución de la absorción de ciertos nutrientes, como algunas vitaminas del grupo B (como la B6, B9 y B12), vitamina C, E, magnesio, selenio y zinc, por lo que es importante asegurarse de obtener suficientes nutrientes a través de la suplementación para ayudarte a compensar la pérdida de estos nutrientes.
Presta atención a tus niveles de estrés
El estrés interfiere en la producción de nuestras hormonas femeninas responsables de regular el ciclo menstrual. Una manera de lidiar con el estrés es dedicándote tiempo a ti misma y a hacer lo que te gusta y te ayude a desconectar. Busca actividades como meditación, yoga, ir a terapia, escribir un diario, contacto con la naturaleza, actividades creativas, música, etc.
Algunos suplementos que pueden ayudarte a llevar mejor esa situación de estrés continuo son el magnesio bisglicinato, las vitaminas del grupo B, la rhodiola o la ashwagandha.
Vigila los disruptores endocrinos
Los disruptores endocrinos son sustancias químicas que interfieren en el funcionamiento normal del sistema endocrino, incluyendo las hormonas sexuales encargadas de regular el ciclo menstrual. Es importante que vigiles la exposición a estos químicos y tratar de evitarlos en la medida de lo posible.
Te cuento más sobre disruptores endocrinos en este artículo.
Practica el “seed cycling”
El "seed cycling" es una técnica que implica consumir diferentes tipos de semillas en ciertas fases del ciclo menstrual para ayudar a equilibrar las hormonas. Por ejemplo, se recomienda consumir semillas de calabaza y lino durante la primera mitad del ciclo (fase folicular) y semillas de girasol y sésamo durante la segunda mitad del ciclo (fase lútea). Esta práctica se basa en la idea de que ciertas semillas nos proporcionan los nutrientes específicos que apoyan la producción hormonal adecuada en cada fase del ciclo menstrual.
Te cuento más sobre el “seed cycling” en este artículo.
Conclusiones
En conclusión, si bien las pastillas anticonceptivas han representado un avance significativo en el acceso a la anticoncepción y pueden tener beneficios terapéuticos en ciertos casos, no deberían ser la única opción. Además, al evitar la ovulación y apagar todo el sistema hormonal conlleva consecuencias graves a largo plazo para la salud global de la mujer.
Debemos comprender que los anticonceptivos hormonales no tratan las causas subyacentes de los desequilibrios hormonales, enmascaran los síntomas sin abordar la raíz del problema. Esto plantea la importancia de investigar y tratar las causas subyacentes de los síntomas hormonales en lugar de simplemente “parchearlos”.
Por tanto, al considerar el uso de la pastilla anticonceptiva, es crucial estar bien informada y evaluar sus beneficios y riesgos, así como explorar otras opciones anticonceptivas disponibles y elegir la que más encaje contigo y con tus necesidades.
Si, por el contrario, estás considerando dejar las pastillas anticonceptivas, hay muchas estrategias para evitar el efecto rebote y no recaer en la sintomatología asociada, pero debes hacerlo de la mano de un profesional de salud experto en salud femenina para que te guíe y te ayude de manera personalizada.