¿Alguna vez has escuchado que las mujeres que pasan mucho tiempo juntas, como compañeras de cuarto o de trabajo, tienden a tener sus períodos menstruales al mismo tiempo? ¿Te has preguntado qué hay de cierto en este fenómeno? ¿Es un mito o tiene alguna base científica sólida? Te lo cuento.
La sincronización menstrual
La sincronización de la menstruación, también conocida como efecto McClintock, en honor a la psicóloga Martha McClintock quien lo estudió por primera vez en la década de 1970, se refiere a la creencia de que las mujeres que comparten un espacio físico (como compañeras de cuarto, trabajo, amigas o familiares) terminan teniendo sus períodos durante los mismos días.
La teoría sugiere que cuando dos mujeres interactúan, las “feromonas”, unas sustancias químicas que se emiten por orina o sudor y se dispersan por el aire, accederían a través del olfato entre las mujeres, desencadenando así una sincronización de sus ciclos menstruales.
En realidad, no hay un acuerdo definitivo sobre la existencia o el mecanismo de acción de las “feromonas” en los humanos, ya que, a diferencia de los animales, no poseemos ningún órgano que capte esas señales.
La individualidad de los ciclos menstruales
Cada ciclo menstrual es único, incluso cuando se trata de la misma mujer. Esto se debe a que la liberación de las hormonas que regulan el ciclo menstrual están influenciadas por factores tanto internos como externos (la alimentación, la exposición a la luz solar, el ejercicio, la temperatura ambiental, el sueño, los niveles de estrés, la exposición a tóxicos, posibles infecciones…).
Si bien solemos asociar el estrógeno y la progesterona como las principales hormonas involucradas en el ciclo menstrual, hay todo un conjunto de otras hormonas que también desempeñan un papel importante en este proceso complejo, como el cortisol, la insulina, la leptina, la melatonina, las hormonas tiroideas, entre otras.
Cualquier factor de la vida de la mujer, desde lo que come hasta las horas que duerme, puede afectar a la regulación del ciclo menstrual, y ninguna mujer mantendrá exactamente las mismas condiciones que otra.
Por lo tanto, la idea de que los ciclos menstruales se sincronicen entre mujeres que pasan mucho tiempo juntas o que tienen relaciones cercanas es simplista y no tiene en cuenta la complejidad y la individualidad de cada persona ni del ciclo menstrual.
La falta de evidencia científica
A pesar de la persistencia de la creencia en la sincronización menstrual, hasta la fecha, no existe ningún estudio sólido que haya podido demostrar que la ovulación se sincronice en un grupo de mujeres.
Como ya sabemos, la ovulación es el evento más importante del ciclo menstrual y la que marca todo baile hormonal implicado en este proceso. La menstruación, aunque sea la parte más visible del ciclo y se lleve todo el protagonismo, no es lo más importante.
La menstruación, en realidad, es el resultado y la consecuencia de haber ovulado.
Si tenemos en cuenta que la fase lútea (la que comprende desde la ovulación hasta la menstruación) tiende a tener la misma duración para cada mujer (de 10 a 16 días es lo normal), si la menstruación se sincroniza, significaría también que han ovulado el mismo día, y eso es bastante improbable que suceda, debido a la diferencia de condiciones individuales que he mencionado anteriormente.
La sincronización de la menstruación entre mujeres es un mito, aunque puede ocurrir simplemente por pura casualidad y coincidencia.
Entonces, ¿por qué persiste el mito de la sincronización menstrual?
Una posible explicación radica en el deseo humano de encontrar patrones y conexiones en el mundo que nos rodea. La idea de que nuestras experiencias puedan influir en los demás de una manera tan íntima y personal puede ser reconfortante y satisfactorio.
Además, creer que nuestras reglas se sincronizan puede ser también una manifestación de nuestra necesidad innata de conexión y unión entre mujeres. La idea de que nuestros cuerpos puedan estar en sintonía con los de nuestras amigas, hermanas o compañeras de trabajo, puede ser un claro reflejo de la importancia de las relaciones femeninas en nuestras vidas y una manera de fortalecer los lazos emocionales y sociales.
En un mundo donde, a menudo, se enfatiza la competencia y la rivalidad entre mujeres, la idea de que nuestros cuerpos femeninos puedan sincronizarse puede ser profundamente reconfortante, ¿no crees?