¿Qué es la menorragia?
La menorragia se caracteriza por períodos menstruales anormalmente abundantes o prolongados, que pueden interferir significativamente con la calidad de vida de la mujer y causar anemia debido a la pérdida excesiva de sangre.
Síntomas de la menorragia
Los síntomas de la menorragia pueden incluir períodos menstruales de más de 80ml y/o que duran más de 7 días, la necesidad de cambiar el producto menstrual (tampones, compresas, copa....) con frecuencia (cada hora o menos), coágulos grandes de sangre, mareos y fatiga debido a la pérdida de sangre y anemia.
Causas de la menorragia
Las causas de la menorragia pueden variar e incluir trastornos hormonales, como el desequilibrio entre los niveles de estrógeno y progesterona, fibromas uterinos, pólipos endometriales, adenomiosis, enfermedad de la tiroides, trastornos de la coagulación sanguínea y, en casos más raros, cáncer uterino.
Diagnóstico de la menorragia
El diagnóstico de la menorragia implica la evaluación de los síntomas y antecedentes médicos de la mujer, así como la realización de pruebas adicionales, como análisis de sangre para evaluar los niveles de hemoglobina y hormonas, ecografía pélvica, histeroscopia o biopsia endometrial, para identificar la causa subyacente.
Tratamiento de la menorragia
El tratamiento de la menorragia va enfocado en identificar y resolver la causa subyacente que lo está provocando, por lo que, no hay un tratamiento genérico, ya que cada persona es única como también lo son las causas de su menorragia. Habrá que mejorar el contexto, corrigiendo hábitos que estén contribuyendo a empeorar la situación y aplicar mejoras en el estilo de vida, teniendo en cuenta la esfera biopsicosocial de la mujer. En casos concretos graves, además, se pueden considerar los anticonceptivos hormonales o el ácido tranexámico para reducir el sangrado, mientras se trabaja y se corrige la causa subyacente que lo está provocando.
Prevención de la menorragia
Para prevenir la menorragia, se debe mantener un estilo de vida saludable y antiinflamatorio, que incluya una alimentación nutritiva y adaptada, ejercicio regular, manejo del estrés, un sueño reparador, contacto frecuente con la naturaleza, evitar la exposición a tóxicos y disruptores endocrinos y mantener relaciones personales de calidad. También es importante aprender a conocer el funcionamiento del ciclo menstrual, saber lo que es normal y lo que no, y prestar atención a las señales del cuerpo para poder identificar cualquier alteración. Además, es importante mantener un seguimiento regular con un profesional de la salud para abordar cualquier problema o alteración a tiempo y recibir el tratamiento adecuado.
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